Sí, nada dura para siempre. Un día te despertás y te das cuenta que todo lo que conseguiste, por lo que luchaste, lo que soñaste, lo que viviste y lo que querés simplemente no está. El mundo y todo alrededor cambia. El tiempo no se detiene ni tampoco tu vida. Todo cambia. Todo, sin excepción alguna.
Y es así, la vida es corta. Una frase tan común que nunca nadie cree hasta que se da cuenta que fueron 15 años los que pasaron.
Entonces mirás hacia atrás. Recordás momentos felices y unos cuantos algo tristes. Y te das cuenta que tu vida ya no es la de antes, no es lo que solía ser. Seguís mirando hacia atrás. Y crees o comprobás que desperdiciaste el tiempo viendo como pasa. Sin hacer más que pensar en la felicidad que no tenés, sin darte cuenta que la respuesta está en el tiempo que ves pasar. La respuesta está en vivir cada momento, sin desperdicios, porque no hay momentos que duren. El tiempo no lo permite. Los mata.
Y es así, la vida es corta. Una frase tan común que nunca nadie cree hasta que se da cuenta que fueron 25 años los que pasaron.
Y probablemente pienses que el tiempo sobra. Pero entonces te llega un momento en el que lo ves: es demasiado tarde. Cada mañana es un día más que pasa. Cada domingo es una semana que se fue. Cada Navidad es un año más que envejecés. Miles de recuerdos que quedan guardados en la memoria de lo que fuiste alguna vez.
Y es así, la vida es corta. Una frase tan común que nunca nadie cree hasta que se da cuenta que fueron 40 años los que pasaron.
Así es cómo el tiempo todo lo cambia. Tan sólo ayer era un niño. Hoy ya soy un hombre. Sucedió sin darme cuenta pues el tiempo va demasiado rápido. Y cuando mirás hacia atrás una vez más, ves un millón de recuerdos. Sonrisas, lágrimas, amores, resentimientos. Todo lo que seas capaz de vivir.
Y es justo ahí, en ese mismo momento, cuando te das cuenta de que la vida en realidad es corta, cuando ya es toda una vida la que pasó.
Y no se vuelve a repetir.
Chano.